Ilustración de José Bielsa

RESEÑA EN LETRATLÁNTICA, POR FRANCISCO GÓMEZ ESCRIBANO

Reseña de en Francisco Gómez Escribano en el blog Letratlántica.

http://letratlantica.blogspot.com/2011/09/los-patos-de-central-park-de-marina.html



Los patos de Central Park
es un texto que cuenta con más de una virtud, lo que lo convierte en una lectura agradable y muy sugerente, especialmente para los que hoy día vagamos en las turbias aguas de los treinta y tantos y cuarenta y pocos. Lo más notable de Los patos es que, tratándose de una obra intimista, como nos desvela desde el inicio la contraportada, no se detiene en inútiles regodeos, y está relatada de forma directa y concisa, haciendo gala de un lenguaje que guarda un elegante equilibrio entre la morosidad propia del estilo y el obligado transcurrir de la historia. Historia que revela el contexto vital de una mujer, Diana, cuyo pasado la ha impulsado a un presente de cierto marasmo existencial. Para plantear esta situación, Marina Fernández se sirve del recurso a las lecturas, las músicas “de juventud”, esos materiales de aluvión con los que comenzamos a construir nuestra identidad adolescente, y que se quedan incrustados de por vida en nuestra memoria y nuestro propio organismo.

Como advirtió la autora en la presentación del libro, Diana no es Marina, pero creo que es evidente que Diana toma mucho de Marina, y esto precisamente aporta un interesante grado de autencidad al texto, sin el cual el resultado final sería un tanto pobre, pues, al fin y al cabo, estamos ante un ejercicio de “búsqueda del tiempo perdido” que, como el más famoso de todos ellos, podría resumirse en una sola línea, de forma que el argumento carece de fuerza suficiente para ponerse en pie por sí solo, sin el concurso de las evocaciones. Y aquí reside el pequeño problema de esta obra notable: cuando las lecturas, las canciones que jalonan el discurrir de los pensamientos y emociones de Diana pierdan su facultad de evocar (para lo que basta el natural paso de las generaciones), Los patos se volverá una narración difícil de descifrar, a falta de su clave más íntima y necesaria.

En todo caso, invito al lector a acercarse a esta exploración vital y a imbuirse de su ambiente melancólico, pues a buen seguro dentro podrá hallar eco de sus propios malestares y, quién sabe, hasta algo de consuelo.

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