"Los lugares son sólo lo
que ponemos en ellos. Los deseos, expectativas o vivencias volcados en el aire
es lo único que los hace especiales. Durante la adolescencia íbamos siempre a
los mismos sitios los fines de semana: los mismos bares, las mismas discotecas.
Siempre creí que eran los locales los que decidían el signo de una noche.
Cuando cerraron Jácara, mi mejor amiga y yo nos desesperamos porque nos habían
arrebatado el único lugar del mundo en el que pensábamos que podían suceder las
cosas que más deseábamos. Al viernes siguiente hacíamos cola en Pachá y, aunque
echábamos de menos más canciones españolas, pronto nos acostumbramos a escuchar
la banda sonora de nuestras emociones en inglés y a apurar los besos bajo los
compases de Purple Rain. Al año siguiente ella cambió de
colegio y yo no volví a Pachá. Y tampoco pasó nada."
Ilustración de José Bielsa
B.S.O.: NO ES AMOR _ LOS SECRETOS
"Sé que Víctor nunca va a
enamorarse de mí. Nuestra relación me recuerda a una canción de Los Secretos: Has visto demasiadas películas rosadas y te
lo has llegado a creer / qué esperas de la vida, ya no eres esa cría, sólo
queda lo que ves / tu príncipe soñado ya viene retrasado y mi oferta sigue en
pie / Ya sé que no es amor, pero está bien. / No esperes ahí sentada o soñando
con la almohada, todo te salió al revés./ Ya sé que no es amor, pero está bien.
A veces pienso que
Enrique Urquijo la escribió sólo por mí. Soñaste
tantas bodas y despertaste en todas tan sola al amanecer / qué quieres que te
diga la noche se hace fría y no para ningún tren / Aquella vieja almohada y mis
manos en tu espalda es lo que te puedo ofrecer / ya sé que no es amor, pero
está bien.
Espero algo más, también
en el amor. Conocer a alguien, volver a enamorarme, que se enamoren de mí.
Jugar a la seducción, sentir burbujas en el estómago y escalofríos en la piel.
Pasión, sexo salvaje. Parece mentira. Seguir creyendo en estas cosas, seguir
esperando que pasen. Caer en la trampa del imaginario sentimental de teleserie
juvenil o de protagonista de comedia romántica con el que he crecido y tener fe
en que algo bueno me puede pasar en cualquier momento".
B.S.O: JOAN MANUEL SERRAT
"Al final nunca pasa nada o pasa todo hasta que se vuelve nada. Todo pasa y todo queda pero lo nuestro es pasar. Descubrí a Machado por las canciones de Serrat. Serrat forma parte de mi infancia como los bocadillos de Nocilla o Verano Azul."
"Mi madre tenía un magnetofón antiguo en el que grababa canciones mientras me hacía callar llevándose el dedo a los labios. Se quedaba muy quieta, escuchando la música, y yo no entendía por qué se ponía tan triste, así que la abrazaba. Ella me pasaba un brazo por los hombros y me estrechaba con fuerza debajo de su axila. Yo sentía que me asfixiaba y me zafaba como podía, corriendo por el pasillo hasta mi habitación. Unos años después era yo la que lloraba oyendo cintas en el walkman. Qué va a ser de ti lejos de casa, nena qué va a ser de ti. Canciones que también nos acompañaban en el coche, en aquellos viajes a ciudades como Salamanca o Córdoba que a mí me parecían lejanas y exóticas."
LOS PATOS DE CENTRAL PARK CELEBRAN SU PRIMER AÑO
Hace un año que Los patos de Central Park llegaron a las librerías.
En estos meses la novela ha ganado lectores y amigos.
Gracias a todos.
Este aniversario es oportuno para recordar las palabras que el escritor Antonio Gómez Rufo dedicó a la novela en la presentación.
"LOS PATOS DE CENTRAL PARK es una primera novela que no parece una
primera novela. Una novela necesita atrapar para conmover, y Marina ha
demostrado conocer esos resortes para emocionar desde una literatura
perfectamente correcta y un lenguaje preciso que no deja espacio para
concesiones a los convencionalismos ni los lugares comunes. Creo que ha
descubierto el truco y nos lo muestra sin pudor en la página 8, en donde
podemos leer: "Los lugares son sólo lo que ponemos en ellos". Y como los libros también son lo que en ellos ponemos, Marina ha escrito lo que quería transmitir a sus
lectores de una manera honesta, limpia y sin artificios.
Hay una vieja novela, El príncipe negro,
de Iris Murdoch (la escritora irlandesa que la publicó en 1973), que me vino a la
memoria mientras leía Los patos de Central Park. Ahora creo que fue porque,
como en aquella, en esta novela se utiliza a los personajes como carga simbólica del protagonista, de
la protagonista en el libro de Marina, y porque también la melancolía lo
preside todo, esa sensación compuesta por emociones, recuerdos y nostalgias.
Porque en esta novela se describe un
viaje hacia fuera y un viaje hacia dentro. Desde el pasado al presente y del
presente al futuro. Es, en definitiva, la búsqueda de un futuro, dejando atrás
un tiempo descrito como feliz, pero que es un autoengaño porque en realidad no
lo fue.
El pasado de Marina, al menos el pasado
reciente, no fue feliz. Por eso ha sabido acertar a la hora de escribir esta
novela. Y por eso nos alegramos doblemente: porque ese pasado quedó atrás y
porque ahora conocemos a una mujer mucho más completa y, estoy seguro, también
mucho más feliz".
Suscribirse a:
Entradas (Atom)