Hace un año que Los patos de Central Park llegaron a las librerías.
En estos meses la novela ha ganado lectores y amigos.
Gracias a todos.
Este aniversario es oportuno para recordar las palabras que el escritor Antonio Gómez Rufo dedicó a la novela en la presentación.
"LOS PATOS DE CENTRAL PARK es una primera novela que no parece una
primera novela. Una novela necesita atrapar para conmover, y Marina ha
demostrado conocer esos resortes para emocionar desde una literatura
perfectamente correcta y un lenguaje preciso que no deja espacio para
concesiones a los convencionalismos ni los lugares comunes. Creo que ha
descubierto el truco y nos lo muestra sin pudor en la página 8, en donde
podemos leer: "Los lugares son sólo lo que ponemos en ellos". Y como los libros también son lo que en ellos ponemos, Marina ha escrito lo que quería transmitir a sus
lectores de una manera honesta, limpia y sin artificios.
Hay una vieja novela, El príncipe negro,
de Iris Murdoch (la escritora irlandesa que la publicó en 1973), que me vino a la
memoria mientras leía Los patos de Central Park. Ahora creo que fue porque,
como en aquella, en esta novela se utiliza a los personajes como carga simbólica del protagonista, de
la protagonista en el libro de Marina, y porque también la melancolía lo
preside todo, esa sensación compuesta por emociones, recuerdos y nostalgias.
Porque en esta novela se describe un
viaje hacia fuera y un viaje hacia dentro. Desde el pasado al presente y del
presente al futuro. Es, en definitiva, la búsqueda de un futuro, dejando atrás
un tiempo descrito como feliz, pero que es un autoengaño porque en realidad no
lo fue.
El pasado de Marina, al menos el pasado
reciente, no fue feliz. Por eso ha sabido acertar a la hora de escribir esta
novela. Y por eso nos alegramos doblemente: porque ese pasado quedó atrás y
porque ahora conocemos a una mujer mucho más completa y, estoy seguro, también
mucho más feliz".